El cerebro de un bebé, requiere de mucho más tiempo de maduración que el requerido por la mayoría de las especies. Al nacer, el bebé se encuentra completamente indefenso a consecuencia de un cerebro aún por formar. Esta circunstancia, permite que el bebé tenga más capacidad de adaptarse al entorno y a las circunstancias cambiantes que cualquier otro animal cuyo cerebro moldeable, es lo que ha permitido a la especie humana progresar y sobrevivir incluso ante las condiciones naturales más adversas.
Es por esto que un bebé, tarda algo mas de un año en empezar a caminar, por lo que su supervivencia depende en extremo de la protección de la madre. El caminar no es una habilidad innata que posea el bebé, sino que es el resultado de un aprendizaje. Un recién nacido sólo muestra limitadísimo conjunto de capacidades si las comparamos con la que irá adquiriendo con el transcurso de los años. Y la mayoría de las habilidades que posee están relacionadas con su supervivencia: succionar para poder alimentarse, llorar para atraer la atención de la madre, o cerrar las manos para intentar aferrarse a aquello que les toca.
¿Qué es la estimulacion temprana?
La estimulación temprana tiene por objetivo aprovechar esta capacidad de aprendisaje y adaptabilidad del cerebro en beneficio del bebé. Mediante diferentes ejercicios y juegos, su intención es la de proporcionar una serie de estímulos repetitivos, de manera que se potencien aquellas funciones cerebrales que a la larga resultan de mayor interés. No solo se trata de reforzar aspectos intelectuales, como su capacidad para la lectura o el cálculo matemático, sino que la estimulación temprana también contempla a los aspectos físicos, sensoriales y sociales del desarrollo.
Le llamamos estimulación temprana a toda aquella actividad de contacto o juego con un bebé o niño que propicie, fortalezca y desarrolle adecuada y oportunamente sus potenciales humanos.
Tiene lugar mediante la repeticion útil de diferentes eventos sensoriales que aumentan, por una parte, el control emocional, proporcionando al niño una sensación de seguridad y goce; y por la otra, amplían la habilidad mental, que le facilita el aprendizaje, ya que desarrolla destrezas para estimularse a si mismos a través del juego libre y del ejercicio de la curiosidad, la exploración y la imaginación.
Objetivos de la estimulación
El principal objetivo consiste en convertir la estimulación en una rutina agradable que vaya estrechando cada vez más la relación madre-hijo, aumentando la calidad de las experiencias vividas y la adquisición de importantes herramientas de desarrollo infantil.
Al mismo tiempo, se debe realizar de manera planeada y fundamentada, incluyendo planes sustentados en el desarrollo integral, es decir, abarcando áreas de:
1. Desarrollo Cognitivo
El bebé, desde que nace, no cesa de descubrir y conocer el mundo que le rodea. Despertar los sentidos del bebé (olfato, oído, vista y tacto) para que pueda percibir y relacionar estímulos entre sí, es ya un acto cognitivo y perceptivo que estimula sus capacidades intelectuales.
Al partir del tercer mes, el bebé muestra gran interés por investigar y explorar; sus habilidades motrices le permiten manejar mejor su entorno y clasificar sus percepciones.
Al final del primer año, sus posibilidades motrices le abren nuevos campos de exploración. Es capaz de observar y atender con detenimiento lo que le interesa, empleando bastante tiempo en ello. Es un buen momento para enseñarle las cosas, ya que demuestra buena disposición para el aprendizaje.
El lenguaje es importantísimo; se le debe hablar permanentemente al niño, comenta todo lo que se esté haciendo, cantarle y leerle desde que nace.
Masajes y caricias:
Las caricias y los masajes pueden estimular al bebé (ya que activamos una de las principales vías de entrada de estímulos) y colaborar en su desarrollo afectivo, cognitivo y motriz. Comenzar a practicar los masajes al bebé desde que nace, es una valiosa ayuda para favorecer sus primeras conexiones neuronales. Los masajes deben ser un juego para el adulto y el niño, además de un medio de comunicarse y estimular el desarrollo.
Con el roce de nuetras manos se produce un primer paso para la comunicación paterno-filial. Por tanto, su desarrollo físico deber ir parejo con el emocional y afectivo; para ello, debemos realizar los ejeercicios hablando continuamente con él.
El desarrollo del niño ocurre en forma secuencial; ésto quiere decir, que una habilidad ayuda a que surja otra. Es progresivo: siempre se van acumulando funciones primero simples, después complejas. Todas las partes del sistema nervioso actúan en forma coordinada para facilitar el desarrollo; cada área de desarrollo interactúa con las otras para que ocurra una evolución ordenada de las habilidades.
2. Desarrollo Motor
Para describir el desarrollo del movimiento, se devide en motor grueso y motor fino. El área motora gruesa, que tiene que ver con los cambios de posición del cuerpo y la capacidad de mantener el equilibrio. La motota fina se relaciona con los movimientos finos coordinados entre ojos y manos.
Fuente: www.clubmadreybebe.com.do